Para el final de la década de los años ochenta, La Organización de las Naciones Unidas hizo presente y publica su postura frente a lo que ellos denominaron, desarrollo sustentable o sostenibilidad, a partir de ese momento se hicieron una serie de críticas, sobre lo que se afirmaba en el reporte Brundtland, a decir de los detractores dicho reporte presentaba una serie de puntos flacos en su redacción afirmando cosas tales como, que los países emergentes eran responsables de la degradación del medioambiente debido a la pobreza. Sin embargo, hubo coincidencias al considerar que lo trascendente y de fondo, lo que realmente se debería cuestionar son los modos de producción y de consumo de los países desarrollados, desde entonces y hasta la fecha el concepto de lo sustentable, se ha tornado cada vez más presente en las agendas de los países, de las instituciones, las empresas y corporaciones.
Cada uno de los sectores que retoma y aplica el concepto, le da un sentido, una connotación de acuerdo a sus intereses, sus valores u objetivos, lo alarmante de la situación es que algunos se han aprovechado de la preocupación legítima, espontánea y creciente que presentamos los habitantes del Orbe respecto al cuidado de los recursos que poseemos para cubrir nuestras necesidades actuales, convirtiendo a la sustentabilidad en un tema de moda en una estrategia de mercadeo para obtener una ganancia, apoyados algunas veces en los mass media que a fuerza de repetición ha creado una trampa a través del consumo que calma la conciencia del colectivo. Estamos rodeados, bombardeados de productos y servicios ecológicos, eco-amigables o “verdes”. Cada vez hay más consumidores que tienen en cuenta —al menos en parte– los valores de las compañías, para los empresarios es tentador promocionar a bombo y platillo su compromiso con las causas medioambientales o sociales, simplemente con la esperanza de mejorar su balanza de resultados.
¿Pero de qué va este engaño, todo lo verde es greenwashing? Me parece trascendental poder reconocer cuando la intención del discurso en el tema de lo “verde” va encaminado a una simulada responsabilidad social, con el verdadero interés de incrementar la ganancia, más que planear o tomar acciones serias y estructuradas, que contribuyan al desarrollo sustentable, es decir, reconocer la simulación de lo eco-amigable, el negocio de lo sustentable.
En el engaño verde, se sobrepone el factor medioambiental, con la intención de persuadir al consumidor a adquirir productos “verdes” sin información y datos fidedignos que permitan reflexionar si en verdad cumplen con las normativas o fomentan el desarrollo social o si en realidad hay un compromiso de responsabilidad o mejor aún si el costo ambiental ha sido calculado.
El discurso verde, a medida que pasa el tiempo, se arraiga en diversos ámbitos, desde lo comercial hasta lo político, pero ¿son en realidad esta serie de mensajes, publicaciones, publicidades, personajes, productos, candidatos, corporaciones, empresas o individuos lo que pregonan? Vale la pena hacer una reflexión más concienzuda para saber lo que hay detrás en realidad. Sin duda encontraremos que aquello que consideramos como un agente que favorece al medioambiente, seguramente incide de manera negativa sobre algún otro factor, como el social, por ejemplo. Es común y comprensible que en nuestra praxis busquemos insumos que calmen la conciencia o ayuden a la causa; sin embargo, tal vez estos al final resultan más caros e igual de dañinos para el medioambiente. No todo lo que es verde es bueno, hay que ir a un nivel más profundo, no podemos condenarnos porque nos tocó vivir en una era industrializada de avances tecnológicos y hábitos de consumo voraces, debemos ponderar lo mejor de nuestro tiempo, y tomar decisiones y acciones de manera más formal e informada.
La preocupación es genuina y representa una tendencia Global; sin embargo, debido a la opacidad con la que se ha manejado el tópico de lo sustentable tenemos que, de cada 10 productos verdes o eco amigables solo el 0.4 en realidad lo son, esto indica que los restantes 9.6 solo están pintados de verde en apariencia, al respecto la agencia Terra Choice ha publicado en su portal de Internet los siete pecados del greenwashing y los cuales reproducimos a continuación:
El pecado del valor oculto. Cuando se asegura que un producto es “verde” basándose en un conjunto limitado de atributos. El papel no es verde solo porque venga de bosques sustentables. Hay temas ambientales más importantes en el proceso de fabricación del papel, como la contaminación o el uso de cloro para blanquearlo, que son igual de significativos.
El pecado de omisión de pruebas. Leyendas asegurando cosas que no pueden ser comprobadas, no están normalizadas o certificadas por alguien ajeno al productor. Algunas toallas faciales o papeles higiénicos afirman contener diversos porcentajes de material reciclado, pero no hay pruebas de que así sea.
El pecado de la imprecisión. Hacer declaraciones que no están claramente definidas o son tan amplias que pueden ser malentendidas por el consumidor. La leyenda de “100 % natural” o “no daña el medioambiente”, el arsénico, el uranio, el mercurio y el formaldehído, todos son de origen natural, pero venenosos, lo “100 % natural” no necesariamente es verde.
El pecado de exaltar los falsos sellos y certificaciones. A través de frases o logotipos, hacen creer al consumidor que los productos han sido aprobados por organismos ajenos; sin embargo, dicha certificación no existe, en tal caso el sello es falso.
El pecado de lo irrelevante. Leyendas que pueden ser verídicas, pero intrascendente o poco útiles para los consumidores que prefieren productos sustentables. La leyenda de “no daña la capa de ozono” siendo que los clorofluorcarbonados (CFC) per se están prohibidos en aerosoles.
El pecado del bajo impacto ambiental. Leyendas que pueden ser ciertas en algunos productos, pero que la intención es distraer de los impactos negativos de dichos productos al medioambiente. Cigarrillos que se ostentan como “orgánicos” o el “uso eficiente de combustible” en los autos deportivos.
El pecado de mentir. Leyendas llanamente falsas. Productos con leyendas falsas que aseguran estar certificados o poseer sellos que simplemente no tienen.
La finalidad es clara, aparentar y atrapar o cautivar a más personas que se sienten con el compromiso de cuidar y cambiar sus modos de consumo; sin embargo, solo resulta ser un truco de marketing. Las acciones que tomemos respecto al tema en todo caso ameritan información, investigación y conocimiento de causa.
Referencias
TERRA CHOICE. The greenwashing report 2010, a report on environmental claims made in the North American consumer market. 2011. Estados Unidos.
SERRÍN, Aaris. Sostenible, un manual de materiales y aplicaciones prácticas para los diseñadores gráficos y sus clientes. Ed.GG. 2009. Barcelona
Sitio dedicado a la divulgación de la investigación en Humanidades y las Artes, realizada en el Posgrado de Artes y Diseño de la U.N.A.M. Así también a la reflexión de temas referentes al diseño, la comunicación y lo visual. ¡Sean todos bienvenidos!
abril 05, 2016
marzo 23, 2016
Entrevista Alain Castruita. Fundador de: noesbasura.com
Entrevista al Ing. Alain Castruita Fernández, Ingeniero Ambiental egresado de la UAM-A, Fundador de la plataforma digital noesbasura.com.¿Cuántas toneladas de basura diaria producimos en la Ciudad de México?
En promedio se generan 12,500 Toneladas al día. (Fuente: Programa de gestión integral de los residuos sólidos para el Distrito Federal, 13 de septiembre 2010. )
¿Cuál es la diferencia entre residuo y basura?
Basura: Término en desuso para referirse a lo que dejó de servir en un proceso o como resultado del consumo.
Residuo: Cualquier material generado en los procesos de extracción, beneficio, transformación, producción, consumo, utilización, control o tratamiento cuya calidad no permita usarlo nuevamente en el proceso que lo generó. (Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente).
Residuo Sólido Urbano: Los generados en las casas habitación, que resultan de la eliminación de los materiales que utilizan en sus actividades domésticas, de los productos que consumen y de sus envases, embalajes o empaques, los residuos que provienen de cualquier otra actividad dentro de los establecimientos o en la vía pública que genere residuos con características domiciliarias, y los resultantes de la limpieza de las vías y lugares públicos, siempre que no sean considerados como residuos de otra índole. (Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos.)
¿Qué material predomina en los desechos que generamos en la Ciudad de México y área metropolitana?
Mi experiencia como ex colaborador en el relleno sanitario, me permite responder que el material que predomina cuando los residuos son depositados para posteriormente ser compactados y cubiertos, es el material derivado del plástico. Desde botellas de PET, hasta envases de plástico opaco de distintos colores y espesores, además de las bolsas de plástico. Esto no es una base real para determinar el tipo de residuo sólido urbano que predomina, para lo que debes consultar por lo menos, el Programa de Gestión Integral de los Residuos Sólidos del Distrito Federal donde incluye el Estudio de Generación (Composición física porcentual) para los residuos de CDMX.
¿Dentro de estas toneladas diarias de basura los residuos de envases en general representan un problema?
Sí, ya que la generación de envases responde a las costumbres de consumo y el consumo a su vez responde al perfil de ingreso de la población.
¿Con respecto a la ley de residuos de la Ciudad de México, ayuda en algo separar los desechos? Si porque en el grado en que se separan los residuos para su aprovechamiento, menos cantidad se debe enviar a disposición final.
¿En particular los residuos de envases de cartón tienen algún tratamiento o manejo especial? No. La separación de residuos en la ciudad responde a una separación económica. Más no ecológica. Se separa y recupera lo que tiene buen precio en el mercado para su reventa. Para considerar un manejo especial, se tiene que contemplar a nivel de generador, es decir, los grandes generadores de residuos (que por el volumen que generan, deben considerar un plan de manejo que les otorga lineamientos adicionales para disponer y tarifas para su disposición final).
¿Cuál cree usted que sería el panorama en un futuro con respecto al tema de los residuos y su manejo para la Ciudad de México?
La CDMX es la entidad más avanzada de la República Mexicana en cuanto al manejo y disposición de residuos sólidos urbanos, por el respaldo regulatorio, por la estructura gubernamental a todos niveles y por el factor humano que ha acumulado experiencia administrativa, ingeniería y científica sobre los residuos.
El tema de los residuos en la Ciudad de México debe abordarse como un tema vital de la megalópolis y no únicamente de CDMX, pues hay que recordar que la ciudad cuenta con una población flotante proveniente de otras entidades, y que nos obligará en un futuro a darle un enfoque como Valle de México que interactúa sin importar las fronteras geopolíticas.
De acuerdo al avance de técnico se deben incorporar nuevos enfoques al manejo de los residuos, su recuperación y valorización, y al final su disposición final. Considero que el tema de los residuos sólidos, rara vez se dimensiona como un asunto prioritario para mantener condiciones aceptables de vida para los pobladores y el entorno natural.
¿Cuál es su opinión sobre la sustentabilidad y su aplicación en México?
Uno de los argumentos más recurrentes cuando se trata el tema de sustentabilidad es administrar las necesidades voraces del desarrollo económico y la satisfacción de las necesidades actuales como las conocemos, y al mismo tiempo garantizar la disponibilidad de los recursos y oportunidades para las generaciones futuras.
Dichos argumentos (ideados generalmente por los países desarrollados) acotan el problema fuera de sus fronteras, porque justamente las demarcaciones con mayor variedad biológica y de recursos naturales no están ubicados en los territorios de los países ricos-desarrollados pero alimentan la sed por transformar recursos a través de los siglos para sostener los grandes imperios y que ahora son los que aparentemente captan la atención cuando se habla de sobre explotación, de extinción y polución.
La preocupación se genera cuando el futuro intereses de los imperios se ve comprometido y es cuando comienza a importar y se vuelve un tema que nuevamente incluye los territorios menos favorecidos históricamente.
A nuestro país, y a la Ciudad de México le corresponde resolver temas menos globales, más próximos y con una importancia vital, casi de supervivencia, como son los temas de disponibilidad de agua, la influencia espacial que tiene la mancha urbana sobre el ecosistema del valle de México, las limitaciones económicas para resolver la contaminación (cuando se sigue percibiendo más barato remediar que evitar), la densidad de población y la ubicación geográfica de los centros de población comparados con la disponibilidad de los recursos.
Nos acercamos lentamente a las costumbres de consumo de países desarrollados, cuando la brecha económica es abismal, destinamos presupuestos estratosféricos sin prioridades y sin una guía técnica real.
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